Evita el plagio siempre que publiques en una revista

A lo largo de esta semana queremos hacernos eco de un elemento que consideramos evidentemente fundamental a la hora de hacer una revista: el artículo, ya que sin él una revista (periódico o cualquier otro medio relacionado) simplemente no podría existir. Incluso las revistas de fotografía, con una gran cantidad de imágenes, necesitan de texto para poder aportar información al lector.

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Por tanto, nos encontramos con un elemento fundamental, que casi se corresponde con la parte central de la revista. De ahí que debamos desde un primer momento cuidar la calidad de los artículos que incluyamos en la edición. ¿Y cuáles serían los mejores? Fundamentalmente aquellos que son originales, novedosos e innovadores.

Pero hoy deseamos acercarnos a una problemática que, sobretodo en Internet, afecta cada día a cientos de miles de autores: el plagio.

Como indica la Real Academia Española en su diccionario, se entiende por plagio a “la copia en lo sustancial de obras ajenas, dándolas como propias”. Es decir, consiste en la copia de un determinado texto, artículo, documento… publicándolo como propio, e incluso no citando al autor original del mismo.

En Internet es un problema evidente que incluso está a la orden del día: cada jornada nacen cientos de blogs que copian contenidos de otros sitios Web, o muchos editores publican contenidos como propios cuando en realidad no son suyos.

Pero en el ámbito de la edición e impresión de revistas el plagio de artículos es incluso muchísimo más grave, en especial cuando la revista se vende. Ya no solo porque el plagiador obtiene un beneficio económico de la copia, sino porque se está menospreciando el trabajo del autor original, produciéndole un grave daño que muchos especialistas en derecho relacionan con su propia moral.

Y es que en este caso debemos hacernos una pregunta: ¿de qué sirve plagiar un artículo cuando en realidad nuestra revista pierde calidad, no aporta nada nuevo al lector, y en especial no es en absoluto serio? Debemos respetar a los autores originales, y sobretodo cuidar los textos que brindamos al lector: la persona para la cual creamos nuestros contenidos.

Imagen | Jamiesrabbits