¿La portada de una revista influye en el lector?
A lo largo de estos meses nos hemos ocupado de diferentes aspectos relacionados directa e indirectamente con imprimir revistas, en todas sus vertientes: desde cómo empezar con el proyecto desde cero hasta cómo elaborar el proyecto de edición (en caso de que, por ejemplo, desees presentar la idea ante un equipo editorial). En este sentido, además –evidentemente- del propio contenido en sí mismo, nos encontramos con una cuestión fundamental: el diseño.
Precisamente a lo largo de este tiempo nos hemos ocupado de un elemento ciertamente fundamental dentro de la propia impresión de revistas, y tanto del diseño como de la maquetación en sí: la portada de la revista.
No es nuestro objetivo en esta ocasión volver a ocuparnos sobre temas ya tocados directamente en otras notas, aunque sí queremos hacernos eco de si realmente la portada de una revista influye en el lector, especialmente a la hora de poder adquirirla.
Antes de responder a esta cuestión, debemos tener en cuenta qué es lo primero que vemos cuando acudimos a un quiosco. Obviamente, las portadas de revistas inundan sus estanterías, de manera que a no ser que seas lector habitual de una determinada revista y “vayas a tiro hecho”, es evidente que sólo te harás con aquellas ediciones que sepan captar tu atención (y además su contenido sea de tu interés, teniendo en cuenta su temática).
Al igual que ocurre con los libros, muchas estadísticas demuestran que un gran porcentaje de lectores compran unas determinadas revistas gracias a su portada, especialmente porque ésta ha conseguido captar su atención, impresionarles y literalmente “atraparlos”.
Por tanto, cuánto más atractiva y llamativa sea la portada de la revista más captará la atención del lector, de manera que aumentará las posibilidades de conversión en este caso (y que no es otro que la persona adquiera la revista, y posteriormente, se convierta en un lector habitual de la misma).
Imagen | MACCALIVE