La redacción de un texto claro y de calidad

A lo largo de las pasadas semanas nos hemos estado ocupando de una serie de cuestiones destacadas, que incluso podríamos llegar a considerar como fundamentales si deseamos que la impresión revistas funcione y consigamos vender cuántos más números mejor (no olvides que de la impresión barata ya nos ocupamos nosotros).

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En este sentido, como ya vimos en su momento, es especialmente importante definir el mensaje de la revista una vez tengamos claro cuál es nuestro público objetivo, dado que –por un lado- el mensaje de la revista es considerado como la imagen que la editorial desea transmitir en cada edición o número, mientras que –por otro- el público objetivo es aquél al que dirigiremos los contenidos de nuestra revista, en función de su temática.

Pero para que nuestra revista destaque precisamente por su contenido, es imprescindible que el texto sea no solo de calidad, sino también claro.

La importancia de redactar un texto de calidad

Cuando una revista cuenta con un contenido de calidad, destaca principalmente por los contenidos que, con cada edición, ofrece a sus principales lectores. Y se diferenciará de su competencia principalmente por esta cuestión de importancia.

La mejor opción es contar con un equipo redactor especialista en la temática de la revista. Por ejemplo, si se trata de una revista sobre fotografía, unos cuantos fotógrafos y diseñadores profesionales podrían aportarnos una información clara sobre el tema. Mientras que, si se trata de una revista de nutrición, contar con un nutricionista nos ayudará a elaborar siempre contenidos puntuales y acordes a la temática.

La importancia de redactar textos claros

No solo es importante que el texto de la revista sea de calidad, sino también que éste sea claro.

Hay unas pautas generales que los redactores deben especialmente tener en cuenta, dado que dependiendo del espacio, un contenido puede ser más o menos amplio. Además, los textos largos con mucha información pueden ser contraproducentes, puesto que correremos el riesgo de caer en el aburrimiento, y que un lector fiel nos abandone.

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